Disfrazarse es uno de los juegos favoritos de nuestros hijos, o al menos uno de los que más les gustan,
porqué a través de los disfraces y de los personajes que representan pueden ensayar diferentes
papeles, emociones, sentimientos y ver el mundo desde otro punto de vista y hacer cosas que proba-
blemente no harían porque no se les permite.

Al disfrazarse, el niño da alas a su fantasía, a su imaginación y creatividad. En cualquier etapa, pero en
especial de los 3 hasta los 6 años, el mundo del niño está reinado por la imaginación. Vemos como
nuestros pequeños hablan con sus muñecos, crean situaciones e inventan personajes y escenas de todo
tipo. Es una etapa donde reina la fantasía y la imaginación.

Disfrazándose de piratas, bomberos, policías, princesas, brujas, hadas o lo que sea que hayan escogido
ser, les permite ser más valientes, más atrevidos o sentirse más protegidos. Su imaginación es el
límite y debemos permitir que la exploren al máximo.

¿Qué aprenden mientras juegan a disfrazarse?
Disfrazarse es un juego muy positivo que les ayuda a aprender. Un juego educativo que permite
a nuestros hijos:
Desarrollar su creatividad e imaginación.
Estimular la inteligencia.
Desarrollar su vocabulario (en especial en niños de infantil)
Liberar tensiones.
Aumentar su confianza.
Facilitar en pensamiento simbólico representando la vida de algún personaje de ficción, animal o de los
adultos que le rodean.Y así, asimilar el mundo que les rodea desde otro punto de vista.

Queda poco ya para que los niños salgan a la calle disfrazados de sus personajes favoritos. Pronto
veremos cómo se les ilumina la cara al verse con sus trajes de princesas o con lo que hayan escogido
en el cole. Es un momento divertido y mágico, ser un gato, un pingüino o un payaso durante un día es
un juego de gran importancia que ayuda a nuestros hijos/as en su desarrollo cognitivo y emocional.